ENTRE LO EFÍMERO DE LA VIDA Y LA OMNIPOTENCIA DE LA MUERTE
Me siento contento de volver a escribir, en realidad disfruto sentarme frente a esta computadora y darle rienda suelta a una secuencia de palabras que expresan lo que siento, frecuentemente estaré dándoles mi opinión sobre diversos temas de la agenda nacional e internacional, espero disfruten lo aquí expresado.
Cabe aclarar que los comentarios e ideas aquí manifestadas no son responsabilidad de SUCESO.ONLINE pues son expresiones personales propias en mi ejercicio como columnista.
Uno de los mayores temores e incógnitas del ser humano a lo largo de la historia ha sido el qué es de nosotros después de la muerte, ¿existe un mas allá?, que nos sucede después que damos nuestro último respiro, ¿hay vida después de la muerte? (… )
Hace pocos días tuvimos que despedir a quien fue una gran compañera durante varios años, quien de manera trágica y accidental tuvo que despedirse del espacio terrenal, ha sido una situación bastante compleja pues hace décadas que no pasaba por la difícil situación que es el despedir a un ser querido.
Sé que muchos como yo recientemente han tenido que soportar el fallecimiento de algún allegado, el Covid 19 en pocos meses arrebató millones de vidas de manera inesperada, ha sido una guerra donde las balas pasaron a ser mascarillas de oxígeno, los campos de batallas ahora son los hospitales y nuestro ejército ahora usan batas blancas: Nuestro personal de salud.
Aproveché la ocasión para invitarlos a pensar lo breve que es nuestra vida, es efímera, se acaba en un parpadeo, ahí no importa bienes materiales, títulos ni distinciones, solo quedan las obras, tanto buenas como las que no lo fueron.
Muchas veces vivimos en un continuo afán de cumplir horarios, corriendo de un lado a otro tratando de cumplir expectativas, de lograr conseguir lo material, lo económico, que olvidamos cosas tan esenciales como el disfrutar el día a día, y de quienes no rodean, bien sean padres, hijos, amigos… Dejamos que nuestras preocupaciones y el ritmo de vida caótico propio de una economía capitalista esté por encima del vivir, porque olvidamos eso: vivir.
Si analizamos en detalle nuestra vida se constituye en un continuo afán: estudiar, conseguir empleo, comprar casa propia o carro, criar nuestros hijos, darles estudio, pensionarnos, criar nuestros nietos, muchas veces pegados de cosas materiales, vicios estúpidos, rabias y odios innecesarios, vanidades sin sentido. Para muchos ese es el sentido de la vida, pero sería bueno que reflexionemos si en realidad lo es, no estoy invitando a que dejemos nuestras obligaciones a un lado y vivamos en una completa anarquía, claro que no, solo que quiero que después de leer esta columna usted se detenga a pensar si en realidad está disfrutando su paso por la tierra, y si no es así, pregúntese por qué y empiece a hacer cambios que lo lleven a vivir de una manera que se sienta a gusto, no espere a estar en la cama de un hospital, con la muerte rondando su cama para darse cuenta que debió vivir diferente, disfrutar de su familia y amigos y de las gracias que ofrece el día a día.
Hoy te dedico estas líneas a ti, Silvana, gracias por ser esa amiga tan especial, una gran compañera de batallas, acá te recordaremos con tu alegría característica y siempre estarás en nuestros corazones, hoy brillas en el cielo con esa risa pegajosa y esos hermosos ojos verdes. Fuiste la más bella. ¡Descansa en paz flaca!